Una selección de maravillosos bordados y aplicaciones que le dan a un vestido de novia ese toque tan único y especial.

Tal como mencionamos en nuestro primer post, hace ya unos años, los bordados llegaron al mundo de la moda nupcial para quedarse. Empezaron siendo pequeños detalles que contorneaban los encajes, adornándolos y aportando brillo y luminosidad en el tejido con que se confeccionaba el vestido. Poco a poco, en temporadas siguientes, los bordados fueron cobrando autonomía por sí mismos, transformándose en un elemento decorativo independiente de la tela, trabajado desde su propio diseño, técnica y materialidad.

Así, aparecen en mangas, cintura, hombros y escotes, y en variadas opciones, pudiendo encontrar diseños lisos, en los que apenas sobresale la pieza; diseños de realce, con mucho relieve, o de aplicación, en los que el bordado se realiza fuera de la pieza y luego se cose sobre ella.

Los bordados se realizan con diferentes técnicas de confección a mano: hay quienes trabajan directamente sobre la tela, con hilo y aguja, puntada por puntada, como la antigua costura que practicaban nuestras abuelas, con una paciencia y prolijidad infinita. Por otro lado, cada día son más los diseñadores que optan por la tradicional técnica francesa de alta costura Luneville, que se realiza a mano mediante el uso de un gancho especial que permite bordar diferentes tipos de pedrerías, cintas y otros materiales.